Del triángulo al polígono: nuevas dimensiones del fraude corporativo

Marta Villen Sotomayor,

El modelo clásico del triángulo del fraude explicó durante décadas la ocurrencia de fraudes a partir de tres factores: oportunidad, presión y racionalización. Con el tiempo surgieron extensiones como el fraude diamante, el pentágono y el hexágono, que añadieron capacidad, arrogancia/ego y colusión. Este estudio publicado en Journal of Risk and Financial Management propone un paso adicional: el fraude poligonal, que incorpora un séptimo elemento basado en la emoción de asumir riesgos. El análisis se sustenta en cinco casos emblemáticos: Société Générale, Enron, Wirecard, Parmalat y Theranos.

El triángulo del fraude: teoría fundamental

El triángulo original se centró en tres condiciones:

  • Oportunidad, derivada de debilidades en los controles internos, que puede llevar incluso a individuos por lo demás honestos a cometer fraude.
  • Presión, vinculada a incentivos financieros o exigencias organizacionales.
  • Racionalización, que permite justificar conductas indebidas.

Evolución: del diamante al hexágono

El diamante del fraude añadió la capacidad del perpetrador. El pentágono incorporó la arrogancia como factor crítico en ejecutivos que se consideran por encima de los controles. El hexágono redefinió la arrogancia como ego e introdujo la colusión, que incluye tanto cooperación explícita como formas más sutiles de aquiescencia pasiva dentro de la organización.

Clasificación organizacional vs. subjetiva

El marco distingue entre factores organizacionales (oportunidad y colusión) y factores subjetivos vinculados a la persona (presión, racionalización, capacidad, ego y ahora la emoción de asumir riesgos). Esta diferenciación es clave para diseñar estrategias de control, pues exige combinar políticas de gobernanza con análisis de rasgos individuales.

El séptimo elemento: la emoción de asumir riesgos

En los cinco casos analizados se observa un patrón común: los fraudes no solo tuvieron como objetivo beneficios económicos, sino que también reflejaron la emoción de vencer a los controles como motivación subyacente:

  • Société Générale: gratificación psicológica derivada de la asunción no autorizada de riesgos.
  • Enron: explotación constante de vacíos normativos.
  • Wirecard: desarrollo de esquemas ambiciosos a pesar de su inviabilidad.
  • Parmalat: creación de estructuras financieras ficticias para aparentar solvencia.
  • Theranos: insistencia en sostener una imagen de innovación tecnológica inexistente.

Este factor psicológico explica la persistencia de fraudes incluso en entornos con controles formales.

El hexágono del fraude se valida en los casos estudiados, pero el fraude poligonal añade una dimensión decisiva: la emoción de asumir riesgos y vencer los controles. Este marco más amplio exige a los responsables de fraude ir más allá de los controles financieros, integrando el análisis de señales conductuales, rasgos de personalidad y dinámicas culturales para anticipar y mitigar el riesgo de conductas fraudulentas en entornos complejos.

Encontrará el artículo completo en el siguiente enlace (podría ser necesaria una suscripción):

Paolo Roffia y Michele Poffo, “Revisiting the Fraud Triangle in Corporate Frauds: Towards a Polygon of Elements”, Journal of Risk and Financial Management, March 14, 2025. https://www.mdpi.com/1911-8074/18/3/156

Journal of Risk and Financial Management es una revista académica de acceso abierto especializada en finanzas, riesgos y gestión empresarial.


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