El gigante inmobiliario chino Evergrande ha sido acusado por la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de inflar sus ingresos en 78.000 millones de dólares (unos 72.000 millones de euros), en lo que se considera uno de los mayores fraudes contables de la historia, superando casos como Enron en 2001 y Worldcom en 2002. Este escándalo, que se reveló a través de los informes anuales de 2019 y 2020, ha llevado a sanciones severas, incluyendo una multa de 533 millones de euros. La crisis se agrava con la insolvencia de la empresa, la detención de su alta dirección, y la implicación en la emisión de bonos corporativos basados en registros falsificados. La auditora PricewaterhouseCoopers terminó su relación con Evergrande en 2023, mientras la empresa advierte a los inversores sobre los riesgos inherentes. 

Con una deuda colosal de 328.000 millones de dólares, el grupo ahora afronta sanciones adicionales, incluyendo una prohibición de por vida para su fundador, Hui Ka Yan, de operar en el mercado de valores y una multa de 6 millones de euros. Evergrande posee una extensa cartera de proyectos inmobiliarios, pero se encuentra en un mercado en declive, con una disminución notable en las ventas de propiedades, lo que subraya el impacto devastador de su fraude y la crisis económica resultante.